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Qué buscan los fondos de inversión y capital de riesgo en los emprendimientos latinoamericanos

  • Foto del escritor: Sektore
    Sektore
  • 13 sept 2021
  • 5 Min. de lectura

¿Levantar capital o construir un negocio prometedor? En la industria del venture capital no es lo mismo. Tracción, proyección, conocimiento del sector y, sobre todo, sustentabilidad en el tiempo, son las promesas mejor evaluadas por los fondos globales y locales a la hora de financiar a startups.


Qué buscan los fondos de inversión y capital de riesgo en los emprendimientos latinoamericanos

Contrariamente a lo que uno podría pensar, desde 2020, la pandemia sorprendió con un fuerte impulso a la actividad bursátil, especialmente de firmas tecnológicas y de gigantescos acuerdos de inversión en firmas privadas, con un peak histórico de US$ 288.000 millones, según datos de Crunchbase.


Si bien está siempre latente el peligro de una burbuja, como ocurrió en los 2000 con las puntocom, o a fines de la década anterior con las hipotecas, lo cierto es que esta danza de millones es ineludible y América Latina también está bailando en ella.


Muchas startups regionales se han convertido en unicornios -como Rappi, Dlocal, Cornershop o Nubank- y tanto emprendedores como inversionistas están buscando frenéticamente la próxima gran oportunidad.


Pero no toda buena idea necesariamente se transforma en un excelente negocio.


EL MOMENTO EUREKA

A la luz de historias de éxito regional, como The Not Co, o Plazti, los emprendedores de la región están atentos a las instancias de fondeo para darle vida a su sueño. Pero esto va mucho más allá de una buena idea.


“La parte de las ideas, hay mucha gente que las tiene, quién es el equipo. La diferencia en la oportunidad es quién la está ejecutando, y ahí es donde nos enfocamos casi todos los venture capital: quién ejecuta, el equipo, y eso es para nosotros lo más importante”, destaca Patricia Sáenz.


“Una idea es: ‘ojalá que existiera esta solución, me ilusionaría que exista este producto’. Mientras que una oportunidad de negocio es: ‘tengo analizado un mercado potencial, una forma de hacer un negocio a partir de esta idea’”, distingue Fernando Lalo de Larrea, quien considera que hay que tener una mente empresarial para convertir ideas en oportunidades de negocio. “No toda idea es una buena oportunidad de negocio, pero necesitamos que fluyan las ideas para después irlas diseccionando? y entendiendo dónde hay oportunidades para construir una empresa”, enfatiza.


Una situación donde, además, juegan factores externos como la oportunidad, la disponibilidad técnica, contar con los equipos humanos adecuados o hasta un golpe de suerte que sea un punto de partida, o detonador.


“Lo que vemos hoy en Latinoamérica es que (...) cada vez hay más ideas a las cuales les han llegado el buen momento y en nuestros países [existen] más oportunidades de atacar grandes problemas”, profundiza Lelo de Larrea.


Se trata más de un proceso, de entender un mercado, un espacio o un problema, más que un momento. “Da esta sensación de que un día tienes que despertarte de la cama con un momento de eureka, con un momento de ‘ajá, se me acaba de ocurrir una gran idea y ya la vi, y esto es un negocio gigante que voy a construir’, y no es tanto así. Sin duda hay una idea involucrada ahí, pero es mucho más un proceso orgánico, iterativo y de random walk que un momento de epifanía”, reflexiona el managing partner del fondo ALLVP.


Es la diferencia entre quienes tienen éxito y los que solo mueren en el intento, considera Patricia Patricia Sáenz. “Entre uno más ahonda una idea, ahí se queda, porque la idea no resuelve realmente un problema o no se le ve la escalabilidad. Pero también [ese fracaso] es buenísimo, porque cada vez encontramos más emprendedores que tenían esa idea que no funcionó y vuelven, intentan con otra y van evolucionando en su idea hasta que realmente llegan a sacar una buena startup”, agrega la creadora del fondo EWA Capital.

OPORTUNIDADES E INVERSIONISTAS ADECUADOS

El interés por emprender, pero especialmente por invertir, podría estar en su mejor momento, pues el florecimiento global del mundo venture capital también se ha traspasado a América Latina.


Según datos de CB Insights de julio de este año, las nuevas empresas en la región recaudaron US$ 9.300 millones en los primeros seis meses de 2021 a partir de 414 acuerdos. El mismo conjunto de datos indica que en todo 2020, las nuevas empresas en la región recaudaron US$ 5.300 millones en 526 acuerdos.


Patricia Sáenz, quien desde AWA capital, ex Monte Inasca, ha fondeado empresas como Platzi, Merqueo, 1doc3, Épica y GoCargo y otras, ve un enorme potencial de Latinoamérica como región, con más de 600 millones de habitantes que hoy pueden acceder a internet y smartphones.


“Ahora, no se trata de poner banderitas en todas partes sin estar preparados, pues tampoco me parece que sea la solución. Creo que es importante tener una atracción, ya sea en el país de origen o en otra región, y rápidamente al tener esa tracción, tratar de replicar el modelo en otra parte”, detalla.


Para Fernando Lelo de Larrea, quien tiene un fondo regional con US$ 350 millones con el que lideró las dos primeras rondas y ha acompañado las siguientes dos de Cornershop, hasta su salida, y hoy está con startups como Robin Food, Cargo y Fink- existen oportunidades de emprendimiento a nivel local, regional, global, donde la clave es calibrar el potencial del negocio que se está atacando con los inversionistas adecuados para maximizar la probabilidad de alcanzar ese potencial.


“Si bien los inversionistas de venture capital tenemos una pasión por el emprendimiento y por construir empresas increíbles, al final tenemos un mandato de maximizar los retornos para los inversionistas que han confiado en nosotros, y en ese sentido buscamos invertir, tomar posiciones accionarias en empresas que crezcan para multiplicar el valor de esa inversión al momento de una salida”, dice.


Y es que, para que una empresa alcance el éxito, requiere ser muy grande a nivel de ventas, y eso generalmente implica que tenga una visión regional, y que muestre crecimiento en todos esos países.


“Pero eso no quiere decir que negocios locales, o que negocios regionales no tengan un potencial de éxito, lo que quiere decir es que hay que buscar al inversionista adecuado para un negocio que busca penetrar y dominar un cierto producto o servicio en una ciudad o en un país, y tener al inversionista adecuado para la ambición adecuada”, agrega Lelo de Larrea.


“Hace cinco años, veíamos que los emprendedores pensaban muchísimo más en lo local”, comenta Patricia Sáenz, quien explica que ahora se ven cada vez más emprendimientos en otros países gracias a que las posibilidades de expansión son mucho más fáciles. “Tenemos que competir en un mundo globalizado. Esto ya no es Colombia con México, con Chile, no: es todos compitiendo a nivel global”, clarifica.

Ahí es donde la similitud entre países desemboca en la facilidad para hacer negocios conjuntos.


“Tenemos esa fortuna y esa fortaleza en Latinoamérica de la cultura, la facilidad para hacer negocios, el entendimiento, la movilidad del talento, que son factores que juegan para que construyamos empresas regionales muy rápido. Por supuesto existen diferencias en regulación, en cómo se hacen negocios, en énfasis, pero hay mucho más que nos une y eso se tiene que explotar más”, destaca Lelo de Larrea, ejemplificando con la gran cantidad de emprendedores de múltiples lugares que se han instalado en Ciudad de México.

“El talento se quiere mover, más ahora con la pandemia, hay un entendimiento de que se puede vivir en cualquier lado del mundo, y ese talento bien aprovechado está incrementando la frecuencia y la posibilidad de alcanzar estas empresas enormes nacidas en Latinoamérica”, agrega.

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